jueves

CARPAS PARA LA WEHRMACHT


De nuevo otro libro de Ota entre las manos. Otra vez la sonrisa en los labios leyendo en el metro. Cuenta cosas atroces con humor y mucha sencillez. Las zozobras de la guerra, el desprecio social que sufrieron, los campos de exterminio donde estuvieron su padre y sus hermanos. Pero también evoca la amistad y la resistencia que esa amistad inventa, la generosidad, la solidaridad, el inmenso amor hacia un padre heroico y desastre, emprendedor y valiente, fanático pescador… Cada relato es una joya y en todos, hasta en los más atroces, hay humor, ternura, ¡y pesca!.

Ota Pavel murió en Praga en 1973 a los 42 años. Su corazón no aguantó más la tristeza. Se había pasado nueve años en diferentes centros psiquiátricos tras ser diagnosticado de trastorno bipolar. Pero a pesar de las graves depresiones y el suicidio rondando por su cabeza en esos años escribió dos preciosos libros de memorias llenos de historias familiares y peces.  “Cómo Llegué a Conocer a los Peces” y “carpas para la Wehrmacht”  salieron en Checoslovaquia en 1974 tras la muerte del autor. Aquí los ha publicado la editorial Sajalín en dos ediciones estupendas.

Hay magia en sus dos libros. Una magia rara y deliciosa. Hay que darse prisa en comprarlo antes de que se agote o lo retiren de las librerías.Gracias Pavel. Qué lástima que no escribieras más.

Cementerio de Praga, no lejos de la tumba de Kafka.

viernes

ADOLESCENCIAS


La frontera de la adolescencia. A veces un segundo o un día después ya no eres un niño, ni lo serás jamás. Tampoco un hombre adulto. Sólo un joven perdido, confuso, lleno de sueños y energía. En ese filo del tiempo está mi hijo el pescador.

Recuerdo aquella edad pero nunca con nostalgia, salvo los días de río. De estar de verdad fuera de todo, con el día entero por delante, caminando por orillas selváticas, metido en el agua, alejado también de mí mismo. Pasan después muchas cosas y muchos años. Un día te sorprendes al descubrir que tu hijo es también adolescente y no tienes nada que enseñarle. Sólo le servirá lo que aprenda con su piel y sus errores. Eso te da miedo.

El hijo no pescador ya tiene diecinueve y acaba de ganar un concurso de ensayo para investigadores sociales. A pesar de su pose de pesimismo funebrista propio de una generación ahora machacada por la crisis ha escrito algo lleno de optimismo y esperanza en el futuro, en la ciencia y en la gente. No le ha dado importancia a su pequeño triunfo. Invirtió quince días de trabajo duro y en verano, aunque algunos le decían ¿para qué tanto esfuerzo si no vas a ganar?. Tal vez porque adivina ya que el triunfo es ahora otra cosa muy distinta. No tanto teorizar como hacer. No tanto tener buenas ideas como lograr mejores realidades. Y para eso falta mucho. Este gobierno nos ha dejado un erial económico y laboral, un pantano de corruptelas, un descaro no disimulado a la hora de ponerse medallas de chatarra y el aplauso internacional de todos los siniestros.  Él dice que vendrán tiempos mejores, pero porque la gente va a luchar porque haya tiempos mejores, no porque la flecha del progreso avance porque sí o porque los paraísos neoliberales nos fabriquen graciosamente un mundo mejor. Querían privatizar “también la lluvia” pero no les dejamos. El hijo pescador mira a su hermano no pescador y se alegra. “A ver cuando lo festejamos brother”, y luego siguen chinchándose.

Había escrito antes “ya no eres un niño, ni lo serás jamás”. Qué mentira. Me basta el río para seguir siéndolo. Y el contacto con los hijos. De nuevo deslumbrado, otra vez fascinado, con sueños y energía.


Esta tarde viajo al norte a verme con la gente de conmosca.com Cuantos adolescentes, cuantos niños.

miércoles

DEPILACIÓN


Foto de: thefeatherbender.com


Está tan de moda la depilación brasileña de tirilla o la completa que a veces uno echa de menos los bosques vírgenes donde no entró nunca el leñador, la cera, el láser o la epilady.

Por otra parte siempre hice mía aquella estrofa de Loquillo: Me gustan las chicas  / que por condición / necesitan tiempo / y dedicación, / elegantes y bonitas, / con ligero de Dior, / Chanel, cocaína y Don Perignon./ No hay color, no hay color…
Lo que no contradice lo primero.

Porque los pelos de las moscas dan también mucho juego. En ellas me gusta mucho. Y mucho más a las truchas. Este montaje lo tiene todo, cierta depilación civilizada, pero también los pelos justos para hacer el bocado auténtico, gustoso, apetecible.

He pescado esta temporada muchas truchas con una mosca parecida en la que utilizo pelos de distinto color para el cuerpo y para las alas. Son insumergibles y sale muy bien con ella el mítico lance de sombra. No todo va a ser perdigonear.

Pero de la depilación integral o de los pubis teñidos ya hablaremos en otro momento… que esto es un blog de pesca. De peces.