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PEREGRINO


Pez esculpido en un canecillo de San Adrián de Vadoluengo. Foto de: romanicoaragon.com

Al pescador le gustan los caminos poco transitados, las sendas perdidas, las rutas invisibles. Entiende el interés gregario de la gente por hacer el Camino de Santiago o la Vía de la Plata, esa complicidad que nace de caminar con otros desconocidos que acaban siendo amigos, el rito iniciático y toda la turistización de la cosa. Pero él prefiere la soledad del agua. Su sueño de camino, su aspiración, sería recorrer un río pescando desde su desembocadura marina hasta su nacimiento en las cumbres. Un río que no estuviera encarcelado por presas ni herido por ponzoñas. Caminar  corriente arriba durante días y días, ligero de equipaje, con la caña en la mano y pararse a descansar en los pueblos que decidieron hacer el hogar junto a sus aguas respetando su cauce y su destino.

No sabe el pescador si aún existe algún río así, pero ese sería su camino ideal, desandar la vida que da el agua sabiendo que las riberas son siempre lugares difíciles para caminar y que tardaría por tanto mucho tiempo en llegar al nacimiento. Menudas vacaciones.

Hay quienes aspiran a caribes arenícolas, exotismos tailandeses, metrópolis pintorescas o salvajinas safarianas, comodidad y foto de revista. Pero su sueño es otro. Pescar río arriba sin parar, comprendiendo porqué algunos peces viven y necesitan ese viaje hacia el mar de ida y vuelta, descubriendo como va cambiado el paisaje, la fauna, el horizonte, la temperatura y el bosque a medida que ascendemos de lo salobre a lo dulce. Además ir río arriba no tiene pérdida aunque no existan caminos o indicaciones hechas con conchas peregrinas, basta seguir la filigrana del agua, su escritura barroca sobre la tierra salvaje, sólo hace falta leer todo esos signos que fueron tallados durante muchos años para que fueran leídos por los que entienden.

Esa es mi senda del peregrino. La Vía Láctea en la oscuridad de un valle excavado por el agua es mucho más brillante. ¿Alguien me enseña un río así?


5 comentarios:

  1. Si te dicen de tu ubicación por favor no dudes en decírmela a mí también. Pero quizá ese sueño que compartimos sea ya irrealizable por culpa de la desastrosa afición al hormigón que tiene nuestra especie. Un saludo

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  2. Me apunto a esas vacaciones... y quiero creer que aún quedan muchos lugares así, dentro y fuera del mar de sueños que nos asiste.
    Un saludo.

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    1. Aún quedan alguno ríos de esos. Los grandes ya no. En el mío hubo un tiempo no tan remoto que remontaban sábalos y anguilas enormes...

      Gracias Gaizka.

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  3. Nos transportas Ramón, muchas gracias.
    Emilio

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