martes

NORTE II


Subimos un brazo perdido del río. Turberas mullidas. Orillas enmarañadas. Bosque en penumbra. apenas indicios de los pasos de otros. La rasera se porta y vais sacando trucha tras trucha. Tú a seca, él a señuelo. El hijo pescador se da por satisfecho, pero tú no. Vamos a subir un poco más arriba. Siempre subir. Siempre un poco más. Otro pez. otro recodo. Otra cascada. Otra tabla. Otra forma de belleza que tocar. Nunca te cansas.
Luego, más tarde, más lejos, te enredas en los versos de Eloy Sánchez Rosillo que tan bien describen tu ambición dentro del agua:

Hasta el más miserable y más sin nada
conoce la belleza,
sabe qué es
y sabe dónde puede ir a buscarla:
en sí mismo; en el mundo.
No es posible vivir ni un solo día
sin intuir su rostro ni soñarlo,
sin que lo divisemos a lo lejos
o sin que caigan en las cercanías
de nuestra adversidad
unas pocas migajas de su gracia.





No hay comentarios:

Publicar un comentario