Le digo a mi hijo el pescador que lo veremos. Ya no falta mucho,
apenas unas décadas. Como ocurrió con los bancos, que la gente ha ido
destapando, primero entre susurros y unos pocos, luego a gritos y a millones,
su infamia, su arrogancia, su voluntad cleptomaniaca y destructiva. Ocurrirá,
ya está ocurriendo también, con la mafia poderosa de las eléctricas que
adquirieron su fuerza y sus prebendas en la cloaca franquista y su blindaje
después con quien todos sabemos. Llegará un día en el que se cambiarán las
leyes y se pedirán cuentas y por qué y para qué y hasta cuándo su oligopolio de
concesiones hidráulicas, bombas atómicas en diferido, aguas apresadas, facturas
infladas y asesores giratorios con máscara de ex ministros o ex presidentes.
Las previsiones climáticas más optimistas a 50 años prevén
algo peor, la mitad de España semidesértica y a la vez, a veces, lluvias
torrenciales destructivas. El cambio climático va año a año vaciando los enormes embalses y
pronto ya no serán rentables como máquinas para “fabricar la luz” o sí lo serán
porque nada costó el destrozo o ahora los absurdos recrecimientos… o habrá
leyes estrictas en lo que se refiere a los caudales ecológicos o se
considerarán las sueltas de agua turbinada como un “vertido” por el estado contaminado de
las aguas y los cienos acumulados y se obligará a las presas a su depuración...Y
sobre todo los muros de las presas, los enormes muros de hormigón, requerirán
enormes inversiones para mantener su función porque la fecha de caducidad
comienza a estar muy cerca. 3 de cada 8 presas en España están envejecidas.
Tenemos 213 presas con más de 50 años y una edad media de 75. A partir de ahora las obras de mantenimiento comenzarán a
ser necesarias y caras, igual que la estimación de las Crecida Máxima Probable
y la Máxima Precipitación Probable deberá ser distinta para evitar desastres
previsibles de los que nadie habla. Entonces las grandes concesionarias de
estos “saltos” dirán que se retiran, que se las regalan o se las venden al
Estado por un módico precio y a todos nos caerá de nuevo otro marrón, otro
rescate como el de los bancos o las autopistas o tantos otros elegantes
negocios bien diseñados y con contratos de letra diminuta, tinta invisible y complicidad política.
¿Pesimismo?... No. No me puedo creer que sigamos siendo tan egoístas, tan tontos y tan cerriles dentro de treinta años como ahora lo somos. Le digo a mi hijo el pescador que él verá
los ríos españoles de nuevo limpios y corriendo desde su nacimiento hasta el
mar, estoy seguro. Volverán entonces los esturiones, los salmones, las anguilas,
los sábalos… los hombres y las mujeres a nadar en sus ríos por fin limpios y libres.
Merece la pena releer este viejo artículo de AEMS.
O ver este gran documental en el que sale hasta Edward Abbey:
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