España tiene zonas con una densidad de población similar a Laponia y esta situación para un “pescador explorador” es una gran ventaja.
Con mucha frecuencia nos
acostumbramos a pescar en ríos conocidos, tramos célebres, cotos famosos que
están en los sueños y deseos de casi todos los pescadores. En esos lugares hay
truchas pero también nos encontraremos con muchos pescadores. Será complicado
conseguir un permiso y no podremos pescar como nos gusta, a nuestro aire,
disfrutando de la soledad. Pero en nuestro país, precisamente por esa
despoblación, hay innumerables pequeños ríos apenas pisados, apenas conocidos,
poco o nada pescados. Estos ríos incógnitos, salvajes, olvidados… son una
maravilla.
Para encontrarlos podemos
preguntar a esos amigos pescadores que todos tenemos, esos que son culos de mal
asiento y siempre están explorando nuevos sitios de pesca o… investigar y explorar
por nosotros mismos. Descubrir un pequeño río incógnito, salvaje y lleno de
peces no es fácil, pero cuando lo conseguimos el placer es enorme.
En el año 59, gracias al llamado
“vuelo americano” se hizo la primera minuciosa topografía aérea de toda España.
Esos mapas eran secreto militar hasta hace pocos años pero hoy ya están
liberados. En esas fotografías podemos ver como eran los ríos hace más de 50
años. Hoy tenemos GPS, mapas cartográficos, SIGPAC y el maravilloso google
maps, que son las herramientas perfectas para comenzar a explorar desde casa,
antes de calzarnos las botas y explorar por nuestra cuenta. Yo utilizo la
aplicación “mapas de España del ING (Instituto Geográfico Nacional) que tiene
todos los mapas a un nivel de detalle topográfico muy bueno y permite grabar
rutas, cargar tracks y todo tipo de cosas.
Los mejores ríos son los pequeños
afluentes de los grandes ríos de España, esos que están alejados de carriles,
carreteras y poblaciones. En el mapa muchas veces nos parecerán “poca cosa”,
pero, como han sido olvidados, no se les roba agua, no están contaminados y es
difícil acceder a ellos tienen todas las posibilidades de ser pequeños paraísos
por descubrir.
Pero debemos prepararnos para la
frustración. Muchas veces unos ríos prometedores en el mapa están secos o
incluso ya no existen, o no tienen ni un pez o la maleza hace imposible el
acceso. Caminaremos y caminaremos en muchas ocasiones sin dar con el tramos
soñado pero de cuando en cuando ¡premio!.
Hay muchos en las zonas llanas de
la meseta, pero también en las estribaciones de las montañas menores. Antes de
emprender nuestra aventura, si vamos solos, es fundamental avisar a alguien
sobre el sitio exacto donde vamos. También llevaremos un pequeño serrucho
plegable, un corta alambres bueno, el móvil bien cargado, aunque con frecuencia
no habrá cobertura, un GPS y un pequeño botiquín. Por supuesto el equipo de
pesca mínimo, agua y algún tentempié, ropa de abrigo en invierno y crema solar
en verano así como repelente de insectos.
En nuestra España vacía todos los
ríos tienen nombre, vivimos en un país habitado desde hace miles de años, pero
todavía es posible descubrir sitios de pesca salvajes de verdad, donde podremos
disfrutar de la soledad más absoluta y de unos peces que han visto a bien pocos
pescadores. (eso sí, que cuando regreses no quede ni rastro de tu paso en él)
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