Cuando comenzábamos a hacer estudios sobre
la “Sociedad de la Información” y la “Brecha Digital”, allá por antes del dos
mil y hasta un poco después, se cumplía en Internet aquello de que “cuando más
das más recibes” o “por mucho que des siempre recibirás más”. Era una pequeña
revolución, millones de personas ofrecían su conocimiento, tiempo,
colaboración, información, saberes, experiencia… de forma altruista y generosa.
Había foros, listas de distribución, web inclusivas
y participativas de cualquier cosa. Era el Internet que defendía Tim
Berners-Lee. Los gurús de la cosa nos prometían un mundo feliz de más
productividad y menos tiempo laboral, conciliación, ocio creativo, mejores
salarios y sobre todo una democracia más soberana, auténtica, rápida, activa y
directa ¿verdad ministro? Pero el ministro se equivocó de cabo a rabo entonces,
y yo también. Todo eso ya es hoy papel mojado, agua de borrajas, casi
pesadilla. Del dicho “cuanto más das más recibes” estamos en el “por poco que
des, y aunque no des nada porque a lo mejor otros ya lo dan por tí sin tu
enterarte, te sacarán todo y no para tu bien”, La democracia hoy es una pasta
gris llena de fakes, ruido, furia, censura y manipulación a una escala y con
una minuciosidad monstruosa. Nada se escapa a Internet, el bueno de Tim está
horrorizado. Todo es negocio. La economía colaborativa es una forma de refinada
explotación que no ha sustituido a la explotación grosera de siempre
multiplicada por mil gracias a esa “Sociedad de la Información y la
Comunicación” a esa cicatriz digital que cerró la jodida brecha, pero llena de
ponzoña.
Aún quedan grietas, siempre las hay, tenía razón
nuestro profe Jesús Ibáñez, los sistemas perfectos nunca son tan perfectos, en
Internet y en las redes sigue habiendo pequeños espacios para lo de antes, el
intercambio altruista, la colaboración marcel-maussiana, el amor sin previo
pago, el encuentro online con “los hermanos de lejos”…Pero sobre todo, la
desvirtualización del nosotros. Quedar y vernos de verdad al margen de la red
para ir a pescar juntos o tomar unas cerves o hacer política o comenzar una
revolución, aunque sea con las caretas puestas y sin el móvil en el bolsillo,
para evitar el ojo del Gran Hermano.
https://www.nytimes.com/…/clearview-privacy-facial-recognit…
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