Dice Alberto Manguel entrevistado por Jorge que “todas nuestras
geografías son imaginarias”. Las geografías del mundo que inauguraron
Heródoto, Eratóstenes, Estrabón, Ptolomeo o Al-Idrisi también son
imaginarias, y por eso son tan reales aunque hace muchos siglos que las
transformamos, civilizamos, explotamos, degradamos, destruimos.
Antes de tocar la tierra de un nuevo lugar, una ciudad aún desconocida, una selva, bosque o río lo hemos imaginado muchas veces, se coló en lecturas y relatos, en palabras escritas en libros o en voces amigas que nos contaron. Ríos imaginados, vividos o pescados por otros en otros tiempos. El Yukón de London, el Nilo de Burton, el alto Tajo de Sampedro, el Mississippi de Twain, el Congo de Conrad, el Órbigo de Delibes, el Tigris de Egeria, el Danubio de Fermor, el Two-Hearted de Heminway, el Colorado de Habbey, el Tormes de Unamuno, el Blackfoot de Maclean, el Tiétar de mi abuelo, el Wainganga de Kipling… todos me hablaron antes de este río que toco hoy, este agua eran aquellas aguas a la vez imaginarias y reales. Sin embargo no llevo ningún diario de mis andanzas, soy poco riguroso y sistemático con mi topografía, soy vago y olvidadizo para los mapas y las intemperies, apenas tomo algún apunte a vuela pluma o alguna mala foto porque si voy a pescar no estoy a ninguna otra cosa. Nadie va a seguir el rastro de mis torrentes por estos escritos borrosos salvo los amigos que a veces me acompañaron a pescar y supieron imaginar.
Antes de tocar la tierra de un nuevo lugar, una ciudad aún desconocida, una selva, bosque o río lo hemos imaginado muchas veces, se coló en lecturas y relatos, en palabras escritas en libros o en voces amigas que nos contaron. Ríos imaginados, vividos o pescados por otros en otros tiempos. El Yukón de London, el Nilo de Burton, el alto Tajo de Sampedro, el Mississippi de Twain, el Congo de Conrad, el Órbigo de Delibes, el Tigris de Egeria, el Danubio de Fermor, el Two-Hearted de Heminway, el Colorado de Habbey, el Tormes de Unamuno, el Blackfoot de Maclean, el Tiétar de mi abuelo, el Wainganga de Kipling… todos me hablaron antes de este río que toco hoy, este agua eran aquellas aguas a la vez imaginarias y reales. Sin embargo no llevo ningún diario de mis andanzas, soy poco riguroso y sistemático con mi topografía, soy vago y olvidadizo para los mapas y las intemperies, apenas tomo algún apunte a vuela pluma o alguna mala foto porque si voy a pescar no estoy a ninguna otra cosa. Nadie va a seguir el rastro de mis torrentes por estos escritos borrosos salvo los amigos que a veces me acompañaron a pescar y supieron imaginar.