miércoles

HACE 20


La arrogancia de los 16 y 17 años de la que hablaba el otro día. O de los 20 o los 25 de esta foto. Ganaba a las truchas por agotamiento. Podía estar en la garganta desde las siete de la mañana hasta las siete de la tarde sin parar. Luego, por supuesto, ducha y a la calle, al pub "Luna" a tomar un emparedado de tres pisos y bastantes más cervezas, a la discoteca hasta las tantas a intentar ligar (con esos pelos, poco). Mi amor de entonces aún está por mi corazón, ella lo sabe, yo lo sé. Muchas noches no dormí y empalmaba el baile con el río. A esa edad somos incansables para todo.
Esa noche no había dormido, era el último día de la temporada pero me recorrí la garganta de las Pilas al Lago y pesqué buenas truchas. Mi hermano Fernando sujeta y mira mi botín.
Han pasado veinte años, treinta años. Ya no poso con truchas muertas, ahora vuelven de mis manos al río. Tengo la inmensa suerte de seguir siendo incansable. No lo digo con arrogancia, lo digo con asombro. ¿cuantos años seguiré siendo incansable?. Antes luchaba contra el río, ahora me dejo llevar. No creo que sea más sabio que entonces, ni más prudente, ni mejor pescador. Sigo aprendiendo del agua. Nunca dejas de aprender. Lo que importa es el camino. Ya lo dijo Machado y Kavafis.

lunes

GRACIAS,RACHEL CARSON


(Rachel murió a los 56 años de cáncer antes de ver como su libro cambiaba la legislación y la conciencia pública sobre el tema de los pesticidas y sus terribles consecuencias en cadena trófica.)
Suenan los pájaros, las abejas, el torrente, la brisa entre los árboles en un bosque de rivera. Descansamos a la sombra. Recuerdo entonces a Rachel Carson, para mi una gran científica, una gran persona, una gran señora, una heroína moderna que luchó contra gigantes y venció. Gracias a ella esta primavera de pájaros y vida suena en el mundo. Sin ella tal vez fuera ya una realidad el título de su obra más famosa “primavera silenciosa” Silent spring 1962, en la que denunciaba con datos y argumentos el masivo envenenamiento que la industria de los pesticidas estaba haciendo con el DDT y sus derivados y que acabaría con las aves de gran parte de América y del el mundo en pocos años. La administración americana y la gran industria de los pesticidas quisieron destruirla, vilipendiarla, desprestigiarla (hasta la acusaron de comunista…) pero su lucha, su obra, su libro, su presencia cambió el mundo, venció gran parte de esta amenaza y contribuyó a la conciencia ecológica global. Gracias a Rachel Carson sigue sonando la música de las aves en el mundo. Gracias a ella las aguas ya no están envenenadas y zumban por ahí los abejorros, los saltamontes, los insectos. El DDT y muchos pesticidas ya no se utilizan y su voz se ha multiplicado por millones en el mundo cambiando nuestra forma de tratar a este planeta. La primavera no es silenciosa, alborotan los abejarucos, los rabilargos, los jilgueros, los verderones, el cuco mientras yo descanso bajo este árbol con los pies dentro del agua.
Le cuento a mi hijo el pescador la aventura de esta mujer a la que admiro, quiero, nunca olvido, cada vez que camino junto al agua cristalina, lanzo mi señuelo y me olvido de todo gracias a la música intensa de la naturaleza en Junio.
Gracias Rachel, el mundo es mejor porque existen personas como tú.

martes

MIGUEL


Hace tanto tiempo… años sesenta… La memoria a veces nos engaña, olvida, vacía… entonces una fotografía nos devuelve todo de pronto, con una intensidad y una frescura que conmueve. Nos devuelve todo y mucho más. La memoria también es un río lleno de secretos.
Miguel es un gran pescador. Si, entonces había muchas truchas, menos pescadores, ríos más limpios… pero la fotografía demuestra una tarde excepcional en la presilla de Jaranda, por encima del Matón, en un lugar precioso en el que yo, además, cogí la primera trucha de mi vida. Miguel es un gran pescador, y músico, y pintor, y fotógrafo, alegre, bailarín, elegante, fiestero, padre de cuatro hijos…
Como pescador vivió y disfrutó de ese paraíso de ríos que era España en los sesenta y setenta. De niño me gustaba ir a su casa y leer la gorda enciclopedia de pesca que tenía o las revistas de Trofeo. Siempre le admiré como pescador y como persona.
Guardo de Miguel, Ángel y de mi padre una breve película de Super 8 en la que están pescado junto al arco romano de Talavera la Vieja. En las imágenes son más jóvenes de los que somos ahora sus hijos o sus sobrinos. Ver esas imágenes tan vivas y cercanas también conmueve. El tiempo pasa siempre demasiado rápido.
Le enseñaré esta foto a mi hijo el pescador y le hablaré de mi tío Miguel, de su estilo de lanzar la cucharilla. La elegancia en el lance, como en tantas otras cosas, no nos hace que pesquemos mejor o cojamos más truchas, pero al hombre, desde el principio de los tiempos, le gustó hacer las cosas bellas además de útiles, ese fue el comienzo de la cultura.
Miguel hacía un lance frontal “de pecho”, breve, con una sola mano, moviendo sólo un poco la muñeca en lugar del brazo, mirando el lugar donde caería el señuelo. Una forma de lanzar en apariencia fácil, muy elegante y efectiva, pero en realidad muy difícil de hacer con precisión con las cañas y los carretes pesados de entonces.
Le digo a mi hijo el pescador que hay que ser elegante en la vida, en el río. Elegante ahora devolviendo las truchas, lanzando, sintiendo el tiempo despacio y los secretos felices de la memoria.