viernes

CHALECO


Prepara el equipo de trucha. Pone el chaleco en la cama y vacía todos sus bolsillos para volver a ordenar las cajas de moscas y ninfas, los hilos, líquidos, potingues, cortahilo, tijeras, navaja, impermeable, pegamento, bobina con línea hundida… Intenta llevar lo mínimo y necesario pero se van llenando de nuevo todos los bolsillos.

Ha metido las nuevas moscas secas fabricadas en este invierno con pata de liebre ártica y las nuevas ninfas llamadas gasolina por la lámina plástica iridiscente con la que ha fabricado los cuerpecillos del señuelo. También clava en las cajas los ninfones gordos y blancuzcos de cabeza plateada y patas de pluma de pardilla que tan buen resultado dieron en las pozas el año pasado y los pequeños tricos de pelo de ciervo. Y muchas más hasta llenar las seis cajas.

Ordenar el chaleco le gusta, lo siente como si estuviera preparando un largo viaje. Le obliga a ser minucioso y a pensar en todas las posibilidades, variaciones e imprevistos que tendrá en el río, siempre mucho más previsible que la confusión y el azar que tiene vivir cuando está fuera del agua.

Tal vez sea así. Bajar al río es de verdad hacer un largo viaje, no tanto por los kilómetros de la casa al torrente como por el cambio que se produce en su percepción de todo, el transcurrir del tiempo, la novedad y la sorpresa que siempre tiene el campo, la rara sensación de estar muy lejos.

Luego contempla en silencio como prepara su chaleco su hijo el pescador. Cada cual tiene su forma de preparar ese viaje. Él no llena los bolsillos, siempre lleva lo mínimo y nunca le falta nada cuando está a pie de río. Debería aprender de él.

Piensa entonces que lo más importante es que no se nos olviden las ganas, la pasión, el deseo, el sueño que a veces surge en medio de la noche de estar ya allí. De todo eso hay mucho dentro de todos los bolsillos de su chaleco. Lo demás es siempre secundario.

8 comentarios:

  1. Todo en la pesca es pesca. Muy bueno
    Emilio

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias E.

      Ya que hoy recordamos a Don Antonio Machado:

      Hay dos modos de conciencia:
      una es luz, y otra, paciencia.
      Una estriba en alumbrar
      un poquito el hondo mar;
      otra, en hacer penitencia
      con caña o red, y esperar
      el pez, como pescador.

      Eliminar
  2. Los viajes a los ríos son los que más me gustan ¡y cuánto disfruto el ritual de la preparación!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Y tanto. El chaleco se queda bastante tiempo sobre la cama y la cabeza dando vueltas y revueltas por si se olvida algo.

      Eliminar
  3. Los más neuróticos y vasos tenemos listas de viaje: lista de pesca de un día, de fin de semana, de pesca de intensivo con los chicos, la de portillo, la de la semana de la trucha,....Emilio

    ResponderEliminar
  4. Respuestas
    1. Así es. Yo me vuelvo loco y eso que tengo tres chalecos cada uno para su destino...

      Eliminar
  5. El viaje permanece dentro todos los días, a veces es el regreso a un recuerdo, a veces es un sueño tan verdadero que resuena en la cabeza como el tañido de una campana, a veces es real y me pellizco hasta sentirlo para poder creerlo. Siempre estoy preparando ese viaje....Siempre revisando los bolsillos del chaleco.

    Un saludo!

    ResponderEliminar