martes

MIGUEL


Hace tanto tiempo… años sesenta… La memoria a veces nos engaña, olvida, vacía… entonces una fotografía nos devuelve todo de pronto, con una intensidad y una frescura que conmueve. Nos devuelve todo y mucho más. La memoria también es un río lleno de secretos.
Miguel es un gran pescador. Si, entonces había muchas truchas, menos pescadores, ríos más limpios… pero la fotografía demuestra una tarde excepcional en la presilla de Jaranda, por encima del Matón, en un lugar precioso en el que yo, además, cogí la primera trucha de mi vida. Miguel es un gran pescador, y músico, y pintor, y fotógrafo, alegre, bailarín, elegante, fiestero, padre de cuatro hijos…
Como pescador vivió y disfrutó de ese paraíso de ríos que era España en los sesenta y setenta. De niño me gustaba ir a su casa y leer la gorda enciclopedia de pesca que tenía o las revistas de Trofeo. Siempre le admiré como pescador y como persona.
Guardo de Miguel, Ángel y de mi padre una breve película de Super 8 en la que están pescado junto al arco romano de Talavera la Vieja. En las imágenes son más jóvenes de los que somos ahora sus hijos o sus sobrinos. Ver esas imágenes tan vivas y cercanas también conmueve. El tiempo pasa siempre demasiado rápido.
Le enseñaré esta foto a mi hijo el pescador y le hablaré de mi tío Miguel, de su estilo de lanzar la cucharilla. La elegancia en el lance, como en tantas otras cosas, no nos hace que pesquemos mejor o cojamos más truchas, pero al hombre, desde el principio de los tiempos, le gustó hacer las cosas bellas además de útiles, ese fue el comienzo de la cultura.
Miguel hacía un lance frontal “de pecho”, breve, con una sola mano, moviendo sólo un poco la muñeca en lugar del brazo, mirando el lugar donde caería el señuelo. Una forma de lanzar en apariencia fácil, muy elegante y efectiva, pero en realidad muy difícil de hacer con precisión con las cañas y los carretes pesados de entonces.
Le digo a mi hijo el pescador que hay que ser elegante en la vida, en el río. Elegante ahora devolviendo las truchas, lanzando, sintiendo el tiempo despacio y los secretos felices de la memoria.

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