sábado

ACA


Llevas varias horas caminando río arriba, lanzando la ninfa verde, tocando alguna trucha adolescente. Pero has venido a luchar con una buena trucha, en una tabla honda y con corriente, metido en el agua, con una caña ligera y muchas ganas de saber si eres el mismo.

Suena el freno y el sedal corta el agua. No se rinde el pez, conoce bien el fondo, quiere llevarte al hueco que hay debajo de la piedra grande y luego a las raíces sumergidas y luego descolgarse corriente abajo. Has aprovechado una de sus carreras para poner delante la sacadera y tienes suerte. 

Sentir el sol a veces en la espalda y a veces la sombra verde de los sauces aún sin hojas, descubrir que los pies saben dónde de pisar y cómo, sentir que el río es casi el mismo y tu, más viejo, también allí eres el mismo sin el casi.

Te sientas a mirar su piel morena, el brillo del agua hoy, el musgo de las piedras en las que descansas. Se va muy rápido a su sitio, fuerte y furiosa. Te tomas tu tiempo para volver a pescar. Saboreas lo que nadie ha visto, sonríes, has decidido ponerle un nombre: Aca. De truchaca.



2 comentarios:

  1. Menuda preciosidad de fario Ramón, bien se merece las fantásticas líneas que le has dedicado,

    enhorabuena y un saludo.

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    1. Bajar a esa garganta el primer día es una tradición familiar que llevamos haciendo más de 35 años. Hay muy pocas truchas pero, con frecuencia, grandes. Aunque es una zona de aguas libres en las que hay que devolver al agua a las truchas sigue habiendo "pescaderos". Estaba solo y la foto es mala. En cuanto la puse en el agua salió pitando directa hacia el lugar dónde la había clavado, se sabía bien su territorio.

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