sábado

VACACIONES

Fotos de Izabela Urbaniak

Un verano largo por delante, cuando no existían las redes sociales ni Internet ni los teléfonos móviles, las Xbox ni otras pantallas donde mirar una vida que no era la nuestra. Un verano largo junto a un río, junto a abuelos que nos cuidaban, nos contaban historias, nos dejaban husmear en la cocina y vivir en el campo la libertad salvaje.


Un verano largo, sin reloj ni horarios ni microondas ni otras tareas que pescar y nadar, comer sandía y acechar luciérnagas. Mi tesoro era una caña de bambú bien seco, mi sueño encontrar oro con un plato en la grava fina de la orilla, también había un pez enorme, gigante, en el fondo de una poza muy oscura del que no tenía miedo. Entonces yo era "el hijo pescador". Pescar en la memoria tiene eso.


2 comentarios:

  1. Bonitos recuerdos que me han acercado a los míos propios de veranos en el pueblo.Quién sabe, quizá algún día seamos nosotros esos mismos abuelos que lleven a pescar a sus nietos. Lástima que para entonces los ríos no serán los de mi infancia, y mucho menos los de la tuya.

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    1. Quién sabe. La sensibilidad hacia el medio ambiente crece, puede producirse una discontinuidad, una "catástrofe" en el sentido de René Thom, un revolución y que cuidar la tierra sea una prioridad social y política global.

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