Está allí abajo, justo detrás de la piel de agua del mundo,
acomodada en el fondo del sueño, en la penumbra de cristal que nos separará
siempre y con ella otras muchas, tal vez unas decenas o cientos, deseas que
miles, igual que en otro tiempo ya remoto, impreciso, olvidado, cuando los
hombres creían que dios era una montaña, una nube, una serpiente o un gran
roble. Eso ves al mirar, eso contemplas a pesar de los reflejos que te
deslumbran cuando quieres descubrir su silueta y no puedes saber si es verdad o
si ya no hay ninguna.
Al subir mucho después para encontrarte con la vida que dejaste en
la ciudad, Jhonny Cash va cantando “A legend in my time”,
If loneliness meant world acclaim
If loneliness meant world acclaim
Then everyone would know
my name…
y no sabes entonces si es más auténtico el hombre que va conduciendo cantando o el otro que pescaba en silencio hace un rato con las piernas metidas en el agua y los pies rozando las mismas piedras pulidas que la esconden.
y no sabes entonces si es más auténtico el hombre que va conduciendo cantando o el otro que pescaba en silencio hace un rato con las piernas metidas en el agua y los pies rozando las mismas piedras pulidas que la esconden.
El mercado pone en valor objetos,
sucedáneos y fábulas, precio a las cosas, al tiempo o a la gente. Pero el
tiempo en el agua alimenta la vida, breve siempre, y cualquier aplazamiento
quema los días que importan. Por eso siempre vuelves a ese río y a ese tiempo donde aún
queda un árbol que es dios. O un pez.
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