Una gripe
imprevista le llena de fiebre y pesadez, le roba las fuerzas y le impide bajar
a la garganta un espléndido sábado de abril. Se tiene que quedar en la casa
amodorrado, drogado por potingues que no acaban de curarle, con mal humor, con
el cuerpo lleno de escalofríos y la cabeza espesa.
Siente que se
pierde algo importante, un día libre, largo y bueno de pesca. No le consuela
pensar en otros días del futuro. Se hace un ovillo bajo el edredón, cierra los
ojos, regresa sin querer a otro tiempo. Estos primeros días de calor pescaba
todo el día con A. y a la hora del almuerzo paraban en “La Cueva” de Silverio a comer callos picantes y cochinillo frito
con patatas regado con abundante cerveza. Luego seguían pescando hasta el atardecer,
sin prisa, metidos en la selva de la orilla. Sauces, zarzas, ortigas, cicutas,
helechales. Acababan rendidos y felices, con olor a trucha en las manos,
buscando la senda de regreso entre cientos de cerezos en flor.
Con la boca
seca por la fiebre desea el sabor de esas cervezas heladas compartidas, del
cochinillo frito, del pan pringado de tomate, de las patatas crujientes y
perfectas. Del olor sobre todo que tenían aquellas huertas de Garganta la Olla
armadas en diminutas y primorosas terrazas, el run run de los miles de
insectos, el parloteo del mirlo de agua, la furia de las truchas al morder el
señuelo, la umbría rota por el sol que se filtraba entre las hojitas recién
nacidas de los árboles.
Y entre la
fiebre vas nombrando de nuevo las palabras de Felipe Benítez Reyes que
preparaste al despedir a A. aún incrédulo de no poder repetir esos días.
Imposible costumbre la de algunas ausencias.
Todo lo perderé salvo el recuerdo
de los días aquellos luminosos
en que la vida aprisionaba con firmeza
la flor caudal y humana
de una ambigua emoción inexpresable
que cada cual concibe
como felicidad.
Qué inoportuna la fiebre con el tiempo tan primaveral que hemos disfrutado. Pero no hay mal que por bien no venga, y unos días en cama siempre vienen bien para recargar las baterías de cara a esta temporada que empieza. Ánimo y que te mejores. Un saludo
ResponderEliminar¡¡ Vendran dias mejores !! Mayo, junio y julio se prometen esplendorosos.
ResponderEliminarMala suerte con esa fiebre. El sábado hizo un día muy bonito en la garganta (como todos ..). Templó abril los primeros días buenos de la temporada en nuestra región. Subían al velero como cohetes compañero.
ResponderEliminarRecupérate pronto.