martes

VI MASTER "LA VERA" 2013



Se mete uno en las gargantas con ganas de pescar mucho y bien, con la sensación feliz de poder estar muchas horas en el agua y acabar agotado y en paz con el mundo. Han ganado los mejores y hemos ganado todos porque pescar en las gargantas de la Vera ya es ganar mucho de lo más importante: amigos, secretos de pesca, reencuentros, tiempo en libertad, risas, truchas con los colores de los sueños de los pescadores.

La gente que lo hace ha trabajado mucho por nada, mucho y bien, y uno agradece en silencio tanto derroche para hacernos felices tantas horas, para que todo fluya fácil como el agua, aunque uno sabe de las dificultades, complicaciones, los muchos trabajos y desvelos que trae este master para que discurra así, transparente y alegre como el torrente, refrescándonos a todos los días y calentando nuestro corazón de mosqueros andantes.

Han ganado los mejores: Ángel Luis y Juan Antonio, Jorge y Manuel, José Manuel y Enrique, Víctor y José Antonio, Isidro y Jairo (y las casi 2.000 truchas autóctonas y salvajes que siguen vivas). Aunque tal vez los demás hayamos ganado igual, incluso más, tres días de pesca intensa y salvaje en dos gargantas bellísimas, esculpidas por los siglos y los glaciares, las riadas y el sol, el granito y la lluvia, abrigadas por el paredón de Gredos y la sombra de los bosques de robles y los helechales verdísimos.

He disfrutado despacio pero de forma intensa cada poza y cada rasera, cada lance y cada trucha tocada, he disfrutado de nuevo del baile de saltar de cancho en cancho río arriba y de la compañía de todos. Este paso de baile es difícil, más de uno se cae y prueba la dureza pulida de las piedras, pero cuando se aprende el paso, bailar aquí es de lo más divertido, mucho más que en los ríos de orillas mansas y civilizadas.

Es fácil a veces tocar un poco de felicidad, basta compartir el tiempo en un torrente de montaña, pescar en estos pequeños paraísos de agua, tan reales y cercanos. Recuerda uno las palabras del amigo Ota Pavel en su libro “cómo llegué a conocer a los peces”:

"La pesca es, antes que nada, libertad. Caminar kilómetros y kilómetros en busca de truchas, beber agua de las fuentes, estar a solas y libre al menos durante una hora, unos días, o hasta semanas y meses. Liberado de la televisión, de los periódicos, de la radio y la civilización." (...) “Si quieres ser feliz una hora, emborráchate; si quieres ser feliz tres días, cásate; pero si quieres ser feliz toda la vida, hazte pescador".



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