Foto de Quinn Glover |
Pronto descubrí
el significado de la palabra “maestro”.
Hay maestros
que amaestran y maestros que muestran. De los primeros está el mundo
lleno. Se creen en posesión de verdades, quieren dar lecciones de la vida o la
pesca y persiguen el
reconocimiento, la admiración o la emulación del aprendiz. A lo largo de mi vida tuve muchos de los primeros y unos pocos de los segundos.
Hay quienes
pretenden ser amaestradores de sus hijos empeñándose en que los imiten y que obedezcan
sus indicaciones porque se sienten cargados de razón, experiencia y saber sobre
los ríos y los peces. Otros, en cambio, sólo muestran, indican con el ejemplo,
casi siempre en silencio, apenas van delante.
Los primeros
convierten a los hijos en obedientes aprendices de saberes ajenos, dóciles
papagayos, quizá buenos pescadores que manejan este arte y esta ciencia con
disciplina y aplicación. Los segundos, los maestros que muestran, les dirán a
sus hijos que ellos, a pesar de los años, siguen siendo aprendices y les dejarán
que descubran por ellos mismos el lenguaje del agua, de los peces, del río, que
busquen todo ese saber dentro de su corazón de pescadores y que se equivoquen por sí mismos.
Tanto si somos
maestros que amaestran como maestros que muestran tenemos muchas posibilidades
de fracasar. Enseñar a pescar o a vivir sigue siendo un misterio. No hay recetas ni manuales.
El amaestrador
se sentirá fastidiado y frustrado.
El que sólo mostraba
recordará con placer cada momento compartido en el río y todo lo mucho que
aprendió de su aprendiz.
Ya lo dije hace poco en mi blog, usando las palabras de Cicerón "si quieres aprender, enseña". Y no hay otra manera. Nunca dejamos de aprender. No debemos hacerlo
ResponderEliminarEso pienso, siempre aprendices.
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