En EEUU la pesca es el deporte más practicado. 49 millones de pescadores han
ido a pescar el último año para una población de 316 millones de habitantes.
Es difícil comparar este dato con España. Las estadísticas con las que
contamos aquí son algo más imprecisas ya que sólo tenemos el número de
licencias, que es más o menos de 851.000, y un pescador puede tener más de una.
Por ejemplo en Castilla y León se expiden 181.770
licencias, pero la federación de pesca y casting sólo tiene federados a uno
56.889 en toda España. Otro dato: el 37% de los españoles practica un deporte al
menos una vez a la semana. De estos, el 2,9% pesca.
¿Cuántos pescadores somos? No muchos. Esto es bueno y es malo. “Malo”
porque nuestra capacidad de presión como ciudadanos para luchar por los ríos es,
a priori, poca; otra cosa es que, aún pocos, seamos efectivos activistas y
sepamos incomodar, presionar, conseguir. ¡sí se puede!. “Bueno” porque si, como
en EEUU, el 15% de la población pescase los ríos estarían más concurridos que
el Primark de la Gran Vía.
Si, pero ¿cuántos somos? Y de todos estos ¿cuántos sin muerte?
En la foto, de principios del siglo pasado, conviven la ancestral
cultura de matar pescado para comer, con una caña muy moderna para la época. El
otro día vi en Mordor gente que se llevaba las luciopercas “para comer” y
soltaba los siluros, cuando la ley obliga a matarlos. A estas alturas de su
invasión del Tajo que un pescador o cien maten los siluros que pescan es un
poco ridículo. Además en Mordor el menor de los problemas son los wels. El Tajo
es una cloaca invisible. Seamos muchos o pocos nos toca luchar por los ríos. La
gente comienza a movilizarse para salvar o resucitar el Tajo. Es lo bueno de
los ríos, que pueden resucitar si se les dice eso de “levántate y anda”.
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