lunes

MORDOR II


A falta de truchas y barbos, para matar el gusano y su larva, volvió a ir a Mordor con equipo de lance de mar y ondulantes gigantes. Como corresponde a un acto vergonzante fue solo, sin su hijo el pescador que se negó a visitar aquel agujero de vicio y perdición. Tocó dos wels y varios barbos de talla descomunal que perseguían a los alburnos en superficie con una voracidad extraña y asombrosa.

En Mordor están abolidas las leyes naturales. En élfico significa 'Tierra Negra'. Situada al este de Gondor, Sauron forjó más arriba su anillo radioactivo corrupto. En pocos años este tramo del río se ha convertido en un caos lleno de peces-orco y peces-troll. El aire cargado de vapor está a cinco grados y el agua en cambio a casi veinticinco.  El enorme chorrón que cae al río aporta un extra de oxígeno que enloquece a los peces embriagados a medias por el oxígeno, el calor y los pequeños alburnos, pasto de los barbos y las luciopercas, pasto de los siluros en una cadena trófica enloquecida y brutal. Las entradas de los wels y los barbos a la cuchara son duras, secas e incansables, propia de peces “espídicos” y sobrealimentados.

Hoy prepara moscas adecuadas XXL para la próxima salida a los monsters. Caña ¿de mosca? palo de escoba, tippet del treinta y gruesas líneas hundidas del diez. Los peces-orco ya pasan de los cincuenta kilos, en poco tiempo se convertirán en peces insaciables y pasarán de bichos repugnantes a seductores atractivos turísticos. Sólo hay que ver el Ebro. ¿Ya todo vale?... Le da vergüenza enseñar a su hijo el pescador las moscas preparadas, engendros de otro mundo, señuelos del lado oscuro. Las bestias no son culpables pero si los hombres que se atreven a jugar con las pesadillas de Darwin.




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