Es un tópico hablar de las virtudes del pescador: paciencia, observación, persistencia,
temple… Pero de entre todas las tópicas virtudes me quedo con la audacia.
También en la vida. La audacia, que siempre está próxima al riesgo y al
peligro, pero también, algunas veces, a la plenitud y a la felicidad.
En la vida la audacia nos hace equivocarnos muchas veces, pero las pocas ocasiones en las que tocamos la fortuna esta sabe tan bien que se nos olvidan los sorbos amargos y agrios que bebimos tantos días.
La RAE dice que audacia es: osadía,
atrevimiento. Pero es mucho más. Una forma ligera de estar en el río, de
tener todos los sentidos muy despiertos, lograr un equilibro interior que nos
permite eludir con elegancia los riesgos, una curiosidad para probar cosas nuevas
sin temor a equivocarnos, esa intuición que nos lleva a hacer otro lance en el
lugar más complicado, seguir un poco más aunque estemos muy cansados, cambiar esa mosca por otra aunque la que tenemos atada ya funciona…
FOTO:Alan Mcfayden |
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