Dibujo de Vladimir Golub |
Mi hijo el pescador, con 16, no tiene paciencia para nada. ¿quién la tuvo a esa edad?
Para los “no pescadores” la principal virtud del “pescador” es la
paciencia. Tal vez lo sea, pero no como imaginan. Hay que tener paciencia para
aguardar días y días en la ciudad, metido en las rutinas y las superviviencias, hasta poder rescatar un día para ir al río. Hay que tener mucha paciencia para
que tantas horas y horas derrochadas en trabajos y aplazamientos necesarios no
nos agoten ni desesperen. Hay que tener mucha, mucha paciencia para explicar a
un “no pescador” que la paciencia, precisamente, junto al agua, no es una de
las virtudes que nos adornan.
La paciencia es esa humillación civilizada de aguantar teniendo la
certeza de que la vida es una chispa. Esa disciplina que nos ata a tantas
actividades sedentarias cuando en la sangre bulle el nómada que fuimos.
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