Me sorprende el primer sol a pie de
agua, tocando truchas, envuelto en soledad, tomillo en flor, agua muy limpia.
Mis ríos mantienen frescos los recuerdos de los que se fueron. En ellos siento
mejor que en ningún sitio que estoy vivo. De ellos obtengo dicha, placer,
felicidad, que son cosas distintas.
La idea no es dejar los ríos como están
para las generaciones futuras sino dejarlos mejor, con agua limpia, con caudal,
con peces sanos, salvajes, autóctonos… Y sobre todo que puedan ser conocidos,
valorados y hasta usados, sin que su uso implique destrucción o degradación,
por todos los ciudadanos. No se trata de proteger determinados santuarios
prístinos de visita prohibida y que el resto de los ríos o del río sea una
mierda, sino de recuperar todo su cauce, desde el nacimiento a la
desembocadura. Dentro de cien años nadie va a entender porqué no nos importaron
nuestros ríos, porqué los contaminamos, secamos o embalsamos para el peculiar
beneficio de unos pocos. Hoy ya no lo entienden muchos.
La libélula vivió parte de su vida bajo
el agua y ahora vuela.
Ojalá más gente pensara así.
ResponderEliminarY es que hay ríos a los se le van diezmando las aguas, en cantidad y calidad. Y eso repercute en todo su entorno.
Espero que las libélulas sigan teniendo aguas en las que reproducirse.
Saludos
Gracias Josiño. Año tras año veo cada vez más ríos secos, "verdes", medio muertos, aunque el sentir social comienza a cambiar gracias a la Nueva Cultura del agua.
EliminarNo puedo estar más de acuerdo. Hay que luchar por nuestros ríos. Saludos.
ResponderEliminarGracias Hugo. Si se puede...
Eliminar