lunes

AMOR


Anda mi hijo el pescador mohino y cenizo porque el amor de su vida le ha dejado por un “cani”. Su vida es aún corta y ha tenido pocas experiencias amorosas pero comienza a entender que el amor es a veces dificil, corto, vulnerable. Se rompe el amor de tanto usarlo o de usarlo poco o por otras mil razones y por otras mil comienza un nuevo amor, sobre todo si se tienen trece años.

Mientras tanto el río nunca nos falla. No le puedo contar las veces que el río ha sido un buen amigo, los días en los que no queríamos hablar con nadie y bajar a pescar de sol a sol fue la mejor cura de esas heridas invisibles, de los pequeños rasguños y también de los grandes desgarrones. Tampoco le cuento que a veces el amor no va a entender que prefiramos el agua y las truchas a su tierna compañía.

Pero él es guapo y simpático y seguro que va a pescar muchas "truchitas" este año, sin caña y sin señueño, sin trampa ni cartón, es lo bueno de tener trece años.

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