lunes

ANGIOSPERMAS


Miles de hilos y pequeños arroyos llenan la garganta de agua limpia. Parece una de aquellas primaveras inmemoriales de antes de que el hombre encerrase los ríos. Sobrecoge tanto verde, esa voluntad genética de explotar en estos días propicios y seducir a todos los insectos disponibles para que las flores sean de nuevo fertilizadas, se hagan las semillas y todo el ciclo de la vida se mantenga como lo ha hecho en estos últimos ciento treinta millones de años. Angiospermas: αγγειον y σπέρμα. Semillas en el ánfora. Todos los colores del mundo, visibles e invisibles a nuestros ojos, para que los insectos se acerquen a emborracharse de néctar, hartarse de polen y hacer posible el milagro vegetal.

Lo más difícil es volver. Dejar atrás un amor, un libro escrito a medias, un río lleno de toda la vida que es posible mantener. Los pescadores se mojan los pies, pisan el limo fértil, tocan el agua, los peces, las flores y sienten el tacto de lo único que es verdad. Los pescadores lanzan las imitaciones de escarabajos, abejorros y libélulas para engañar a los barbos. Cuando les dejan volver a su libertad se marchan con un rabotazo furioso, alegre y explosivo, y ellos lo sienten igual en algún lugar de su presente.

La fragilidad de todo o su inmensa fortaleza. Sólo es posible dejarse llevar por el tiempo y en ese tiempo aprovechar los días, tocar cada momento de consciente belleza, saber que la compañía es lo que nos hace también verdad.


No hay comentarios:

Publicar un comentario