Foto de: Ernesto Cardoso (sin filtros ni tratamientos) |
El cielo se funde con el horizonte. Las nubes con el embalse. El
agua del mar que evaporó el sol a miles de kilómetros, que
transportaron las brisas y detuvieron las cimas de las montañas más altas, cae
ahora aquí por un sofisticado mecanismo físico de saturación y partículas de
polvo que hace que las moléculas de agua se conviertan en gotas con la
suficiente masa para precipitarse al suelo. Un metro cúbico de nube apenas
contiene tres gramos de agua. Si hoy han caído por aquí más de veinte litros
por metro cuadrado ¿Cuál es el inmenso volumen de una nube? Con este agua el
campo se llenará de verde, flores, insectos, vida. Se salva por un tiempo de los
malos augurios y de los ciertos cambios climáticos ¿Por cuánto tiempo?
El pescador entiende que los hombres, en otra edad remota, o no
tanto, inventasen danzas y sortilegios para atraer a las nubes. Un trozo de mar
evaporado, un enorme pedazo de océano sobre nuestras cabezas. Lanzamos la seda
al cielo y cae sobre un agua que hace poco estuvo bien lejos y era respirada
por merlines, atunes y sargazos. Ahora nosotros respiramos también esa humedad
invisible.
Metido en el agua líquida, envuelto en la lluvia a ratos gruesa y
a veces fina, con un inmenso techo de nubes, el pescador se siente en casa. Las
carpas y los barbos la respiran, se pasean cerca, caen a veces en la trampa de
su señuelo de plumas que se arrastra por el fondo. Nada existe sin el agua.
Otra hermosa entrada. Me encanta tu redacción amigo.
ResponderEliminarGracias F.
EliminarTodas esas nubes y días constantes de lluvia han traído una primavera muy verde, con los ríos llenos y estupendos para pescar.