Más tarde pescará wels con artes oscuras, antiguas,
reprobables. Pero estos primeros los vencerá con cierta elegancia, con “moscas”
imposibles y equipos más endebles. Mordor y su criaturas se extiende. Dentro de
varias décadas los ríos serán otros muy distintos, seguro que más vacíos. En
Mordor están abolidas las leyes naturales. En élfico significa “Tierra Negra”.
Situada al Este de Gondor, Sauron forjó más abajo su anillo radioactivo
corrupto y más arriba el río agonizante es una sucesión de lagos pestilentes
fruto de la ciega arrogancia de los hombres. En pocos años este tramo del río
se ha convertido en un caos lleno de peces-orco y peces-troll. Sin embargo, a pesar de aborrecerlos, no
puede disimular que conseguir tocar un siluro grande o muy grande es un virus
corrosivo que está contaminando a muchos pescadores y también él está ya
manchado por el tóxico. Aunque las leyes obligan al sacrificio del orco-wels casi
nadie mata los bichos. Sólo unos pocos, aborígenes de las tierras remotas del Norte, se atreven a
llevárselos y guisarlos según las costumbres de sus pueblos a pesar de las
miasmas disueltas en las aguas.
Aún así el paisaje de dehesa que rodea el lugar está lleno de
belleza. Jarales y tomillares, encinas y alcornoques, brezos, jaras en flor y retamas amarillas convierten el horizonte en
un lugar precioso que aún resiste. El pescador tiene la certeza de que su
torpeza borrará a los humanos de la faz de la tierra, pero quedarán los
arraclanes y las culebras, las encinas y los virus.
Cualquier día, por pescar sólo y sin ayuda a estos monstruos, le pasará
lo que al Ahab de este cuento:
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