lunes

ANZUELO


Usamos anzuelo sin muerte, dejamos libre al pez.

Sin embargo, en la vida, los anzuelos que nos proponen con palabras atractivas y bien cebados de sueños adecuados, promesas difusas y futuros de purpurina,  tienen arponcillo y será muy difícil arrancárnoslos.

Le digo al hijo pescador que deberíamos ser como viejas truchas precavidas y ver el anzuelo afilado detrás de plumas de colorín y los tiseles tan brillantes.




  



2 comentarios:

  1. ojalá fuésemos como esas viejas truchas que tu dices, ojalá... Un saludo compañero

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  2. Como siempre, sencillas pero profundas reflexiones.

    Gracias por compartirlas en este fantástico blog.

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