Para encontrar
ríos de agua pura y limpia tiene uno que subir bien alto, donde nacen los ríos
y los hombres aún no han arrasado el entorno y ensuciado los cauces. Allí las
truchas son pequeñas pero uno puede agacharse a beber el mismo líquido que
ellas respiran.
No hay
carriles, ni caminos, apenas senderos que han trazado las cabras y los
jabalíes. Además de pescador tiene que ser uno medio escalador, pero merece la
pena.
Hace no tantos
años muchos ríos eran “bebibles”. Hoy, si queremos beber agua pura y buena debemos
comprarla en una tienda, a precio de oro, o de vida.
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